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En un mundo marcado por el materialismo, la Biblia nos enseña una manera diferente de manejar nuestros recursos. Con alrededor de 2000 menciones, el tema de "dar" aparece en la Biblia más que "fe" o "amor", lo que subraya su importancia central. En Mateo 6, Jesús habla de una batalla espiritual entre Dios y el "Mamón", que es como la personificación del poder de la riqueza, que nos anima a confiar en las cosas materiales en lugar de en Dios. El dinero en sí no es malo, lo importante es cómo lo vemos. Ser buenos administradores empieza con el diezmo, reconociendo así que todo viene de Dios. Para vencer la influencia del Mamón, debemos empezar dando pequeños pasos de fidelidad, vernos como administradores en lugar de dueños y darle a Dios el primer lugar en todo lo que hacemos, ¡incluyendo nuestras finanzas!
La generosidad está muy arraigada en la esencia de Dios, y como sus seguidores, estamos llamados a desarrollar esta cualidad. En hebreo, la generosidad se describe como "buen ojo", un ojo que ve la necesidad y está dispuesto a dar de lo suyo. La clave para ser generosos es la gratitud, así que deberíamos dar con generosidad como agradecimiento por nuestra salvación. La forma en que manejamos el dinero, a través del diezmo, ofrendas regulares y donaciones especiales, es una prueba de nuestra fidelidad. Dios recompensa la generosidad, no como un intercambio, sino como un reconocimiento de la actitud de nuestro corazón, tanto con bendiciones terrenales como con recompensas eternas.
Descubre diferentes maneras de dar generosamente y marcar la diferencia.